miércoles, 30 de julio de 2008

Historia de las dos hermanas

Esta historia, como toda buena pelicula de antena 3 al mediodía que se precie, está basada en hechos reales o de ficción, pero hechos al fin y al cabo. Si investigáis en la historia de Dos Hermanas y en la historia de la epoca en general, veréis que hasta el mas mínimo detalle o tontería está basado en algo 'real' adaptado al bloodbowl.

Que va a parecer que todo en Blood Bowl es dar guantazos a diestro y siniestro... ¡Demostremos que los jugadores de bloodbowl tambien podemos ser cultos y sensibles!
Ahora os relataremos la leyenda de cómo hace siglos empezo el torneo de BLOODBOWL de
DOS HERMANAS.

¡¡¡VAMOS CON ESA HISTORIA!!!

Todo el mundo conoce cómo murió Leónidas en el paso de las Termópilas (hasta se ha hecho un cómic y una película). Lo que no todo el mundo sabe es que Leónidas hizo muchos viajes y en uno de ellos lo hizo con sus dos hijas mayores Elvira y Estefanía.

En uno de estos viajes, llegó hasta el norte de Europa, donde acaudilló a una pequeña aldea germana en contra de otra aldea más grande. Debido al éxito de la batalla (14 aldeanos contra 80 de la otra aldea), se le puso el nombre germánico de Gonzalo (genio en la guerra), básicamente porque entre él y sus dos hijas mataron a 79 de los de la otra aldea y el que quedaba tropezó y se mató él solo al clavarse su propia espada. Todo aquello le decepcionó bastante ya que los 14 aldeanos propios lo único que hicieron fue jalearle.

Así que recogió todas sus pertenencias y con sus hijas, decidió ir al jardín de las Hespérides que era el huerto de Hera (valga la redundancia) en occidente, donde crecían en un solo árbol manzanas doradas que otorgaban la inmortalidad.

Desgraciadamente cuando llegaron al sur de la Iberia, no había ni huerto, ni árbol, ni manzanas doradas y por supuesto tampoco estaba la inmortalidad.

Leónidas/Gonzalo (a partir de ahora solo Gonzalo, que es más autóctono, ya que Leónidas parece que le estamos cambiando el género) decidió volver sobre sus pasos y regresar a Esparta, pero en vez de volver por el mediterráneo quiso hacerlo por el mismo itinerario de ida, es decir, Málaca, Gádir, Xera, Tartessos, Córduba, Balazote, Emporion, etc., en vez de ir en barco hasta Grecia. Sus hijas (que eran de armas tomar) le dijeron que nanay de la china y que ellas se quedaban en una cueva cercana a Tartessos.

Gonzalo, que conocía bien a sus hijas decidió que era mejor que hicieran lo que les diera la gana. Y partió rumbo a Esparta (por el camino largo). Mientras, Elvira y Estefanía al entrar en la cueva encontraron una sala deslumbrante en el interior de una extraña cúpula. Los muros de la sala estaban adornados por extrañas armaduras, el suelo estaba cubierto por peculiares mosaicos, y en el centro de la sala, sobre un pedestal repleto de joyas, podía verse un enorme libro...

El libro parecía contener los textos religiosos de un grupo de guerreros seguidores del olvidado dios Nuffle. Los máximos sacerdotes de las diversas sectas fieles a esta deidad, denominados Entrenadores, conducían a sus bandas de guerreros agrandes estadios, donde intentaban exterminarse unas a otras. Sin embargo, el propósito de todo ello no era la violencia, simplemente por violencia. ¡No! ¡Se trataba de un ritual de enorme importancia religiosa: los guerreros empleaban una vesícula de cerdo inflada que debía llevarse o lanzarse de un extremo del estadio al otro, intentando, anotar ‘tantos'. Si un guerrero conseguía llevar la vesícula de cerdo más allá de la última línea de la mitad del estadio de la banda de guerreros adversaria, el guerrero conseguía para su secta cierto número de cosas, denominadas Ensayos. La batalla se prolongaba durante cierto tiempo acordado desde el principio. Al final, la secta que hubiese conseguido anotarse más tantos era declarada victoriosa. Aparentemente, parece que no era obligatorio golpear a los guerreros adversarios para ganar, pero parece que los Entrenadores animaban a sus guerreros a hacerlo tanto como podían. Además, el libro afirma también que el número sagrado de Nuffle era el once, y que tan sólo podían haber once guerreros de cada una de las dos sectas endentadas a la vez en el campo de batalla.

Esto no significaba que las sectas, que también eran denominadas equipos, estuvieran compuestas únicamente por once guerreros. Los guerreros podían entrar y salir del campo de batalla como quisieran, siempre que no se excediera el número sagrado. ¡También estaba permitido golpear a los guerreros enemigos, siempre que no se empleara ninguna arma! La religión de Nuffle decía que el propio cuerpo es un arma y - aunque se aceptaba que los guerreros llevaran armaduras - por esa causa nadie podía emplear ningún arma en estos estadios. ¡También está escrito que el campo de batalla en el que se desarrollarían los combates debía ser un terreno rectangular, a cuyo alrededor se levantarían gradas gigantescas en las que los presentes podrían contemplar el enfrentamiento!

Las hermanas Elvira y Estefanía vieron el potencial del libro. Enseñaron a los lugareños un poco cómo jugar este nuevo juego, hicieron un campo de Blood Bowl y partieron rumbo a Gádir para navegar hasta Esparta a enseñarles este nuevo “entrenamiento para la guerra” a sus conciudadanos.

Ya se habían celebrado un par de ligas en Esparta cuando llegó Gonzalo. Quedó prendado del juego y se hizo un jugador excepcional. Llegados a este punto, Elvira y Estefanía volvieron a embarcar rumbo a la cueva donde habían encontrado el libro para fomentar el noble deporte del Blood Bowl, aunque desgraciadamente ya no quedan documentos escritos de qué pasó cuando llegaron a las costas de Málaca.

Gonzalo se hizo muy aficionado al juego. Solía entrar en el campo del juego gritando "¡El placar no ocupa lugar!", e hizo muchos más viajes jugando con su equipo "Los espartanos desnudos" por toda Europa. Desgraciadamente murió en una partida de "Streetbowl" (una variante de Bloodbowl) en el estado de las Termópilas, en el que unos pocos se enfrentaron a muchos o al menos eso decia el eslogan del encuentro y el multitudinario equipo de jerjes venció a los 300 "Espartanos desnudos" (en esa epoca los equipos eran mas numerosos que ahora y 300 era un equipo pequeño).

Gonzalo gritando su famoso "A placar, a placar que el mundo se va a acabar".

El mismo Gonzalo cuando fue muerto por Jerjes gritó un “¡El placar no ocupa lugar!” antes de morir, demostrando que fue un forofo incondicional del juego hasta su muerte. Eso sí, Jerjes se acercó al cadaver de Leónidas y dijo su famosa frase "El placar se va a acabar". Y efectivamente el placar de Leónidas acabó, al igual que todo lo demás.

"El placar se te va a acabar"

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